Hace casi cinco años que el Museo del Modernismo de Barcelona abrió sus puertas para homenajear esta corriente artística que fue especialmente fructífera en Catalunya a finales del siglo XIX y durante las dos primeras décadas del XX.

Con diferentes denominaciones en función del país en qué se desarrollaba –Arte Nouveau, en Bélgica y Francia; Modern Style, en los países anglosajones; o, Jugendstil, en Alemania–, el Modernismo representó una ruptura con los estilos arbitrarios de la época, ofreciendo una estética nueva que se inspiraba con la naturaleza y que incorporaba nuevos materiales derivados de la revolución industrial, como el vidrio y el hierro. Además, las estructuras y suportes metálicos actuaban al mismo tiempo como elementos estructurales y ornamentales, sin necesidad de ser disimulados.

La madera también experimentó su propia evolución durante el Modernismo. Como material constructivo, adoptó formas recargadas con un claro predominio de la curva, la ornamentación vegetal y diseños originales y sorprendentes. El exponente catalán más internacional del Modernismo es, sin lugar a dudas, Antoni Gaudí, que además de su extraordinario legado arquitectónico, dejó una extensa colección de piezas de mobiliario. Hoy repasamos algunos iconos del modernismo y el mobiliario modernista.

Casa Tassel, el origen del movimiento

Situada en Bruselas, la Casa Tassel es obra del arquitecto belga Víctor Horta y se considera el primer edificio del Arte Nouveau. Los principales materiales empleados en la construcción de esta casa de tres pisos son el hierro, el vidrio, la madera, la piedra y la cerámica. A pesar de que en la fachada ya se destaca la estética modernista, es en la decoración interior donde se hace más patente el nuevo estilo.

Un vestíbulo octogonal precede la escalera principal con columnas de hierro que simulan la forma de árboles y recuerdan un bosque de curvas en movimiento. Esta misma idea de sinuosidad e inspiración vegetal se repite a la barandilla y al mural de las paredes.

Foto: Andreas Schwarzkopf

La silla Hill House, de Mackintosh

El respaldo largo y esbelto de 1.41 metros de alto en forma de escalera es la característica más diferencial de la silla Hill House. Diseñada por el escocés Charles Rennie Mackintosh en 1902, la pieza es de madera de fresno lacada en negro y se inspira en las formes celtas y japonesas.

El objetivo de la silla no era funcional, sino decorativo, un objeto concebido como una obra de arte en sí mismo que juega con la simetría y la linealidad. La casa Cassina fabrica la silla Hill House desde 1973.

Foto: Son of Groucho

Banco Casa Calvet Flores, de Antoni Gaudí

Como muestra de ostentación y riqueza, el industrial burgués del algodón Pere Mártir Calvet encargó a Antoni Gaudí la construcción de un inmueble y el diseño de su mobiliario. El banco Casa Calvet Flores es una de las piezas más destacadas de los muebles, que originalmente presidía la sala de juntas de la vivienda.

De talla ornamental, se trata de una pieza de madera de roble barnizada con capacidad para tres personas. Llama la atención la unión totalmente voladiza entre los brazos y el respaldo y las flores y motivos florales que decoran el respaldo.