La madera cuenta con propiedades físicas, medioambientales y estéticas; de ahí que sea uno de los materiales más utilizados para construcción y decoración. La madera es un material muy versátil que puede servir desde para construir una casa entera hasta reducir su uso a estructuras o zonas concretas como vigas, columnas, suelos, ventanas, puertas, etc. Por supuesto, la madera también se usa para el mobiliario y para la decoración en general.
Características y almacenamiento de la madera
De este material destaca su resistencia, flexibilidad, dureza y su capacidad de aislamiento térmico y acústico. Además es ecológico, aún más si procede de bosques sostenibles, y no requiere un tratamiento químico excesivo. Asimismo, tiene propiedades estéticas. Es indiscutible su belleza y valor ornamental, ya que permite mucho juego en el diseño y decoración.
Sin embargo, la madera requiere un mantenimiento. No es lo mismo una madera ya tratada para interior o exterior que almacenar tablas y listones para trabajar en una carpintería o ebanistería. La madera que ha sido transformada de leño a tabla o listón necesita ser conservada para prolongar su durabilidad. Hay elementos como la humedad o el sol que pueden deteriorarla o causarle daños irreparables; pero también insectos, roedores u hongos son sus enemigos. Por este motivo, conviene tener en cuenta una serie de medidas para evitar que la madera se curve, se estropee o adquiera un tono azulado debido a la exposición al sol. Es fácil que los tablones se contraigan, dilaten o comben cuando no se almacenan en las condiciones más adecuadas.
La madera recién cortada está húmeda, pues los árboles necesitan el agua para seguir creciendo. Así que lo primero es dejarlas secar en un ambiente exterior o local abierto y bien aireado. Además, se debe apoyar en una superficie lisa y en una especie de parrilla de listones que permita al aire circular para que los troncos respiren. También hay que protegerla del sol puesto que puede causar grietas y cambiar su color.
Una vez la madera está seca, debe almacenarse en un lugar cerrado y ventilado en el que no se alcance temperaturas extremas ni se acumule humedad. Se debe controlar la humedad para mantenerla siempre entre un 40% y un 60%. Lo aconsejable es organizarla con listones entre las distintas tablas para facilitar el paso del aire. Otra opción es apilar maderas de distintos grosores y tipos para que circule el aire entre ella.
Para que la madera no adquiera una forma curva es totalmente necesario guardarla en posición horizontal sobre una superficie plana. Si la guardamos en vertical apoyada en una pared, es fácil que los listones y tablas se curven, lo que dificultará el trabajo del material.
Una vez la madera esté trabajada y tengamos su destino final (muebles, suelos, estructuras…), necesitará de tratamientos y mantenimiento que la mantengan saludable y libre de pudrición. Una rutina de mantenimiento la conservará en buenas condiciones. Esta rutina debe contener la aplicación de aceites para evitar la sequedad y el uso de protectores para aquello a lo que estén expuestas: sol, humedad, altas temperaturas… Solo de esta forma preservaremos las características tan especiales de las que goza la madera y que la han convertido en un material básico para construir muebles, herramientas, viviendas y otros muchos productos a lo largo de la historia.
En Llorens Ebenisteria somos expertos en trabajar la madera. Si tienes cualquier idea o quieres que te asesoremos, no dudes en contactarnos, nuestro equipo de profesionales estará encantado de atenderte.